Hace unos días estaba viendo unas fotos de un año que fue muy significante y que me trajo muchos recuerdos y pensé “chocho” realmente ese año viví muchas cosas, recién había entrado en los 20 si ese número que aparece después de los 19 sinceramente antes de los 20 nunca pensé en que significaba tener X edad solo que cuando decía que estaba en la universidad y mi edad me decían vas a salir joven […] volviendo al año significante fue el 2017 un año en que ya casi terminaba la universidad era mi ultimo año por fin dejaba esa vida de proyectos, tareas de curso y todo el estrés que te generaba aunque debo decir que también era emocionante lol(síndrome de Estocolmo), ese año me anime a hacer algunas giras, actividades que en años anteriores decía paso o quizás no las saboreaba.

Cuando practiqué natación en la universidad conocí a varios chavalos que estuvieron presente ese año algunas salidas para pasar el rato, el grupo se segmento y al final solo fuimos dos sin embargo fue muy significante se crearon muchos momentos estupendos, desde ir al cine y botar las palomitas, ir al estadio de futbol a ver a la selección, tardes en el malecón de Managua, salida a una discoteca hasta un concierto con pogo incluido.

Ese año me concentre en conocer más a mi país asi que planee lugares para ir de ahí salió un viaje a el Mombacho que hasta ese año no había estado en su cima […] mi abuela vivía cerca de ahí y cada vez que la visitaba lo miraba, mi papa y tíos contaban algunas historias tipo leyendas y decían ahí vamos a ir que al final nunca me llevaron, pensaba woo es super boscoso como será estar ahí, pues ese año le dije a unos compañeros de la universidad “ey porque no vamos al Mombacho” y dijeron “oe sería bueno, estaría genial” de cuatro solo uno se apuntó, pero estaba decidido a que fuera como fuera debía ir.
Cuando llegamos al lugar contemplé unas vistas de esas con las que te quedas atónitos estábamos casi a 1000 msnm realmente sentí esa sensación de decir woooooo que tuani, ver la ciudad de Granada, el montón de isletas en el Lago Cocibolca era algo que solo lo contemplaba en la superficie y ese airecito que te cubría o más bien ese viento era oxigeno de libertad.

Fue un viaje en bus de Managua hasta San Jorge con mochila estilo mochilero, me enrumbe en el Ferry para cruzar el lago y arribar en la isla, al llegar visite varios lugares que me habían recomendado, pero un día antes de retornar a casa visite La Punta Jesús María llegue tipo 3 de la tarde y cuando llegue no había casi nadie, me senté en unas sillas de un restaurante que está cerca y me comencé a cuestionar preguntarme que haría ahora que termine la universidad, debo buscar trabajo, debo buscar mis ingreso propios y todo me creo un desmadre en la cabeza.

Acercándose las 5 de la tarde el sol empezó a caer y también empezó a llegar mas gente en este caso turistas, sentado ahí salude a un par de chavalas ellas me devolvieron el saludo un par de preguntas para empezar una conversación, no hablaban casi nada de español pero con mi ingles criollo pudimos hablar, una de ella me dijo que era británica y la otra alemana que era parte de una cooperación en Centroamérica, compartimos algunas afinidades , deje de hablar y me fui a sorprender con esa caída del sol.
Ese crepúsculo esos tonos naranjas, amarillos, oscuro algo que me inspiro a ver las cosas de otra forma, mientras el sol caía mas personas se acercaron a observar, entonces quería hacerme una foto pero un selfie no funcionaba, asi que enterré el teléfono en la arena y un muchacho hindu-americano vio lo que hice y me dijo “te saco la foto”, yo le dije “claro” y pudo captar una toma que cada vez que la veo recuerdo esta historia
Ya cuando anochecía me debía ir a la casa que me aloje, las muchachas con las que hable en inicio andaban en unas bicicletas que alquilaron y me dijeron “ey Luis ya nos vamos placer en conocerte” yo le dije lo mismo (aun recuerdo sus caras),mire que ya era casi de noche asi que me apure para salir del lugar, mientras caminaba se detuvo un muchacho en moto con otras muchachas que también conducían otra moto y me dice “sube, te llevamos al centro”, yo dije “okay no hay problema” le pregunte de donde eran y me dijeron que eran canadienses.

Eso viaje fue significativo pues me di cuenta que todos intentamos y buscamos la forma de sentir que las cosas andan bien, a veces las mordidas de leño son más que los momentos en que sentís alegría, por eso es que se debe canalizar y pensar que para vivir no necesitas tanto solo sentir que estas en el lugar indicado donde no te abrumen problemas, preocupaciones, etc. Sentir esa sensación de no preocuparte que será del mañana y disfrutar cada pinche milisegundo, al final encontraras samaritanos que te dan una mano o incluso vos también podés ser un samaritano.